¡A MI NO ME COMAS!
Esta actividad fue una especie de taller conjunto de toda la clase, en el
cual de manera previa teníamos que elegir si íbamos a leer y narrar un cuento o
“ejercer” de cuentacuentos. La actividad se realizó en grupos de 3 personas y
como he dicho anteriormente mediante la previa elección de un libro infantil,
tenía que realizarse mediante una de las tres posibles comunicaciones
literarias que hay.
Una vez elegido el libro, días antes de
realizarse la actividad, practiqué con mi prima Lucía de 4 años y un par de
veces frente al espejo, practicando como coger el libro para que los receptores
pudieran ver bien el día de la realización de la actividad, viéndome en el
espejo para poder mirar a la gente que leyera. Cuando le leí a mi prima el
cuento hice que su madre estuviera delante para que una vez que hubiese acabado
de leer, me dijera las cosas a mejorar.
De las tres comunicaciones literarias
escogí la LECTURA. La primera vez que leí ante alguna de mis compañeras de
clase, me dijeron que pusiera algo más de énfasis en las exclamaciones escritas
en el libro y que el tono era algo monótono.
Según íbamos rotando de grupo en grupo las
próximas veces que lo hice me esforcé en poner más énfasis en las exclamación e
interrogaciones del texto, por lo que ese hándicap que tenía al principio
intenté mejorarlo y efectivamente el resto de los tres grupos no me volvió a
nombrar el tema del énfasis.
Respecto al segundo grupo, me dijeron que
tenía que mirar algo mas al publico que me obcecaba mucho en leer y no mirar a
lo que son los receptores.
Mejoré también ese aspecto por lo que los
dos últimos grupos no me lo volvieron a decir. Los cuatro grupos en los que
roté, todos coincidieron en el aspecto positivo que era que entonaba bien y que
hacía que la gente se metiera e interesara por la historia.
Hay que añadir que las primeras veces que
leí el libro estaba muy nerviosa, porque nunca había hecho una actividad igual,
pero cada vez que lo leía me sentía con más segura de mi misma. Una de las
cosas que más vergüenza me daba era realizar los sonidos onomatopéyicos (sonido
del reloj), ya que me sentía como ridícula, me daba mucha vergüenza.
Bajo mi punto de vista, estoy totalmente
segura que frente a los niños me daría mucha menos vergüenza que ante adultos o
como es en este caso, compañeras de clase.
Para hacer esta LECTURA con los niños, en primer lugar hablaría con
ellos de que es el miedo, que miedos tienen, quien es el coco, que sienten en
la oscuridad…. Una vez que hubieran expuesto los niños sus opiniones sobre las
preguntas que les hiciera, proyectaría las imágenes del libro o me cogería el
libro en el formato más grande que hubiera, ya que tiene una ilustraciones muy
llamativas que los niños se sentirían muy identificados con ellas y les
gustaría; también al proyectar o tener el formato del libro más grande los
niños estarían atentos a las ilustraciones por lo que se meterían mas en lo que
es la historia y estarían más atentos.
El cuento se lo leería a los niños en la
zona de la asamblea, ya que es un sitio muy amplio en el cual los niños pueden
estar sentados cómodamente y podrán ver las ilustraciones del libro o las proyecciones del mismo. Les sentaría en
forma de media luna para que todos puedan ver el libro bien.
Al finalizar la lectura del libro,
hablaría con los niños sobre que les ha parecido el cuento, si les a gustado o
no y el porqué, si ellos también entregaría al monstruo el peluche con el que
duermen o a su mascota…
Volviendo a la actividad realizada en
clase, me gustó mucho hacer la actividad y me pareció muy interesante, y aunque
fue poco tiempo el que estuvimos haciéndola, aprendí mucho, ya que veo de mucha
ayuda que los propios compañeros te digan los fallos que tienes para mejorar en
un futuro a la hora de leer, narrar o contar cuentos, aunque también te decían
los aspecto positivos supongo que para no desanimarnos los unos a los otros.
En conclusión, me ha parecido una
actividad maravillosa y de gran ayuda para nuestro futuro próximo como futuros
docentes.
Perfecto.
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